Hoy les voy a hablar sobre algo super tchori y entretenido. Sobre cómo fue mi vida como estudiante, tanto en el colegio como en la U. Fueron etapas completamente distintas, pero pucha que lo pasé bien durante todos esos años. Voy a hacerlo en dos partes para que no sea un post tan largo.
Si hay algo que me encanta de aquella época en la que era una estudiante, es recordar las pocas preocupaciones que pasaban por mi mente. Hoy en día tengo que preocuparme de cumplir bien con mi trabajo, cobrar por cada evento al que voy, pagar cuentas, comprar y tratar de ahorrar.
En cambio en el colegio mis únicas preocupaciones eran «¿cómo me peino hoy?», «¿qué cuadernos tenía que llevar?» y «¿había tarea para hoy?». En la U la cosa cambió muy poco, tenía las mismas preocupaciones pero a eso tenía que sumarle otras interrogantes como «¿qué voy a almorzar?», «¿le avisé a mi papá que hay que pagar las cuentas?» y «debo alguna prueba?».
Durante mi época escolar siempre fui una alumna floja, era de esas que si en verdad ponía atención a la clase era capaz de entender la materia sin tanta necesidad de estudiar. Pero como me lo pasaba conversando, riendo o pasándome papeles con mis amiguis….obvio que no pescaba absolutamente nada de lo que hablaba el profe. De hecho todos los profes me odiaban, o al menos casi todos. No era una pésima estudiante, por ejemplo con suerte sabía sumar y restar, pero me las arreglaba para sacar un promedio semi decente en matemáticas, ciencias y esas cosas que siempre encontré fomes.
Los ramos en los que me destacaba eran inglés y artes haha. Eso sería todo. En educación física me iba bien si jugábamos tenis o básquetball (no se por qué, pero tenía excelente puntería). Pero si nos hacían jugar handball sufría. El problema es que en mi curso éramos 10 mujeres y 25 hombres, entonces para educación física nos unían con las del A (yo estaba en el B). Las del A eran casi todas deportistas, altas y tenían mucha fuerza, las de mi curso eramos todas super girly y delicadas, así que siempre había una o varias de nosotras que terminábamos damnificadas luego de un partido de handball. No quiero ni recordar esa vez que a una profe de reemplazo se le ocurrió hacernos jugar rugby, fue de verdad del terror.
En inglés, como siempre me fue bien, tampoco hacía mucho. Siempre que me tocaba una clase llevaba una revista para entretenerme porque sabía que no me iba a tocar mucho que hacer. Al final los profes ni me pedían que ponga atención porque era más fácil dejarme tranquila leer mi revista seventeen o la revista tú, ya que al menos así no distraía a mis otros compañeros que si necesitaban aprender. Con el pasar de los años me fui eximiendo siempre del ramo y luego cuando pasé a media nos dividieron en 4 cursos.
Resulta que para ese entonces, mi colegio se unió con el colegio que estaba atrás del mío porque eran de la misma corporación, como al otro colegio le estaba yendo mas o menos, se fusionaron. Así que en mi colegio estaba el A, B, C y luego el D que quedaba en el edificio de atrás. Por lo tanto los cursos de inglés estaban divididos en las mismas letras.
Como el curso más avanzado era el D y quedaba en el otro edificio, había que salir de un colegio para entrar al otro…..justo nos tocaba inglés durante la última hora de la mañana y justo muchas veces el guardia estaba en otra, así que correrse de clases era hiper mega fácil. Además yo siempre viví cerca del colegio, así que con mis compañeritos nos íbamos a mi casa a tomar desayuno y le pedíamos a mi nana que no le cuente nada a mis papás. Ayyyy, que lindos recuerdos tengo de aquellas mañanas de flojera.
Así fue durante mucho tiempo, hasta que a medida que pasaban los años nos cambiaban de profe y finalmente nos dejaron a todos en el mismo colegio y ya no me podía correr de clases. Al final me seguí dedicando a hacer desorden y no pescar la clase porque no tenía mucho que aprender. Recuerdo que una de las últimas profes que tuve terminó haciendo un trato conmigo que si me portaba bien no me iba a exigir entrar a clases o dar pruebas, pero que a cambio de eso yo tenía que ser la presentadora de todas las obras que ella dirija del departamento de inglés. Yo feliz, porque como me gusta el show y el entretenimiento, lo pasaba regio cumpliendo con mi parte del contrato.
Artes era el otro ramo donde me destacaba, siempre tuve facilidad para dibujar y pintar y todas esas cosas artísticas, así como también siempre he tenido facilidad para hacer negocios. Así que pensé por qué no combinar ambas actividades y dedicarme al contrabando de trabajos de arte. Durante muchos años, hice los trabajos de arte del 80% de mis compañeros. Les cobraba $500 por cada trabajo, pero ellos tenían que pasarme todos los materiales y pagarme adelantado. Tenía incluso clientes premium, me pagaban todo el año adelantado y a ellos les daba prioridad. Recuerdo que tenía que entregar todas las semanas aproximadamente 40 trabajos. Porque en mi colegio en la media nos hacían elegir entre artes y música a todos los cursos, así que yo entregaba los trabajos de los del A, B, C y D que estaban en mi clase de artes. Que manera de ganar plata, además que me demoraba la nada misma en hacer los trabajos.
En el resto de las clases me iba ahí no mas, en historia si me interesaba el tema, estudiaba y me iba bien, pero si era un tema fome hacía un torpedo y me iba bien también. En lenguaje me iba bien pero porque siempre tuve buena ortografía y gramática, cuando había algo que me costaba también aplicaba la técnica del torpedo o simplemente copiar. Jamás en la vida me leí un libro para las pruebas, me metía a rincóndelvago.com y buscaba los resúmenes, era tan pero tan floja para leer que trataba de leer siempre el resumen más corto. Si tenía más de dos páginas era una tortura leerlo haha. Recuero incluso que una vez olvidé buscar un resumen porque olvidé que había prueba, justo mientras la profe nos hacía ordenar las mesas y repartía las pruebas, una compañera me contó el libro como en 30 segundos y yo me saqué un 6,8 y ella un 6,0 haha. Desde chica que tuve siempre una suerte impresionante.
En resumen, en el colegio siempre fui la alumna desordenada, floja pero clever, insolente con los profesores, porfiada y más encima con mal comportamiento. Pasaba todos los años condicional, estuvieron a punto de echarme no se cuantas veces, pero siempre sabía como evitar mi expulsión, porque solo bastaba con ir a llorarle al rector. Tenía muchos amigos, era buena para el carrete, la vida social y para pololear. Me gustaba correrme de clases y hacer maldades como robarme el libro de clases, ponerme notas falsas para que no sepan que debía pruebas, sacar pases libres timbrados para cuando llegue tarde o falte a clases y así un millón de otras cosas que hicieron de mi paso por el colegio una época de mucha felicidad y entretención.
A pesar de que casi nunca ocupé mi potencial para cosas buenas, creo que me fue bastante bien en la vida, porque pasé de ser una alumna ahí no mas en el colegio a la mejor alumna en la U durante los 4 años que duró mi carrera, pero les voy a contar sobre eso mañana, en la segunda parte de este post.
Le dedico esta entrada a todas las que vuelven a clases o a la rutina, cuesta volver, pero siempre es fácil saber cómo pasarlo bien.