Hace poco mas de una semana que me vine a Chillán, a la casa de mis papás, en verdad la considero mi casa, el otro es mi departamento. Es probable que me quede una o dos semanas mas, es rico volver al nido.
Por ahora estoy sola con mis papás, mis dos hermanos se fueron a Santiago ya que entraban a clases esta semana, es el primer año de Universidad de mi hermana, por lo que aún no sé que se siente que vivamos los tres solos, solo sé que será divertido. Pero estar acá también lo es, aunque salgo menos….mucho menos, casi ninguno de mis amigos están aquí, pero tengo mi casa, que me encanta, a mis papás, mis tres gatos con los que me entretengo todo el día, tengo que traducir y trabajar en mi blog. Estoy mas relajada y no sé por qué pero acá siento que las horas me rinden mas.
Aquí en Chillán mi rutina es completamente distinta de la rutina de Santiago, donde me levanto con mucha flojera y tomo un desayuno fome y rápido, en cambio acá me levanto altiro y bajo a buscar a los gatos, o a veces suben ellos a despertarme a mi. Veo a mi mamá y lo primero que tengo que hacer es el baile matutino, que consiste en llegar y hacer cualquier mini baile ridículo antes de decirle hola, a mi mamá le encanta y le da ataque de risa, así que ya es tradición. Acoso a los gatos un poco mas y me voy a tomar desayuno a la terraza. Para mí eso es perfección y lo aprovecho mientras estoy aquí.
Después llega mi papá a almorzar, donde si tengo algo que contar o me emocioné por algo que vi o leí, hablo hasta por los codos y en algún momento mi papá dice «1,2,3, momia es» entre broma y esperando que de verdad me controle un poco. Es que la casa jamás está silenciosa si yo estoy en ella. «Apaga la radio» le dice daddy a mommy cuando yo ando transmitiendo por todas partes, igual sé que me extrañan cuando no estoy y el silencio vuelve a ser parte de la casa.
Lo otro que me encanta es que está mi abuela pollito, la mamá de mi mamá, que se lo pasa la mayoría del tiempo en Viña, donde la hermana de madre; la llamo siempre porque somos super amiguis, pero me gusta mas cuando está en Chillán y viene a vernos. También está acá mi tía abuela, la hermana de pollito, a la que yo llamo la chavala, porque al igual que pollito, es españolísima. Pelean todo el día, pero son de lo mas tiernas. Además al frente de mi casa vive otro tío abuelo, el Ati.
Este domingo, como siempre, tuvimos almuerzo familiar, pero mis hermanos viajaron temprano a Santiago, así que me quedé sola con mis papás y los tres españolísimos hablando que joder aquí, joder allá, que Jijón y Tapia y no se cuantos pueblos mas de España…..el único que realmente llamó mi atención fue uno llamado Villaviciosa, me da la impresión que mis verdaderos antepasados son de allá. Se lo pasaron recordando a cuanto vejestorio han conocido en su vida, gente de la cual yo jamás había escuchado y lo peor es que antes de sentarme a almorzar, había olvidado esconder mi iPhone en el bolsillo. Así que ahí estaba….atrapada en una sobremesa eterna pensando en la inmortalidad de estos viejos, perdón, en la inmortalidad del cangrejo.
Ay, amo a mi familia.